Radiant dawn breaking over the tomb with birds in flight, emphasizing the atmosphere of hope and renewal after the Jesus’s three-day in the tomb.

¿Estuvo Jesús en la tumba tres días y tres noches?

La resurrección de Jesucristo al cabo de tres días es una piedra angular de la fe cristiana, pero ¿qué significa realmente esta cronología en el contexto de la comprensión histórica y bíblica?

La crucifixión y la resurrección de Jesucristo constituyen el núcleo mismo de la teología y la creencia cristianas. Nuestra fe se basa en el entendimiento de que Jesús, tras ser crucificado, fue sepultado y resucitó al tercer día. Sin embargo, a menudo surge una pregunta: ¿Estuvo Jesús en la tumba durante tres días y tres noches completos? En este artículo, exploraremos esta cuestión desde un punto de vista bíblico, considerando tanto el concepto judío del tiempo durante ese periodo como el lenguaje específico utilizado en el Nuevo Testamento.

Comprender el concepto judío de día

Cuando abordamos la cuestión del tiempo que pasó Jesús en la tumba, es importante comprender el concepto judío de día en aquella época. Esta comprensión arrojará luz sobre la discrepancia que parece surgir cuando consideramos la cronología tradicional de la crucifixión y resurrección de Jesús.

En nuestra concepción occidental moderna, un día consta de 24 horas y comienza a medianoche. Sin embargo, en la cultura judía de la época de Jesús, un día se contaba de puesta de sol a puesta de sol. Esto significa que un día empezaba cuando se ponía el sol y terminaba con la siguiente puesta de sol. 

Esta interpretación procede del relato de la creación del Génesis, donde cada día está marcado por “la tarde y la mañana” (Génesis 1). El pueblo judío adoptó este método de cronometraje, por lo que, según su interpretación, incluso una parte del día puede considerarse un día completo.

Consideremos la cronología de la crucifixión y sepultura de Jesús. Según el Evangelio de Marcos, Jesús murió a la hora novena, lo que en el cronometraje judío sería alrededor de las 3 de la tarde. Fue enterrado antes de la puesta de sol de ese día, que marcaba el comienzo del Sabbat (Marcos 15:42-47). Por lo tanto, desde la perspectiva judía, aunque Jesús estuviera en la tumba sólo una parte de ese día, seguiría contando como el primer día.

El segundo día era el Sabbat, que duraba desde la puesta de sol del viernes hasta la puesta de sol del sábado. El tercer día empezaba al atardecer del sábado y terminaba al atardecer del domingo. Así pues, si Jesús resucitó en cualquier momento después de la puesta de sol del sábado, se consideraría como el tercer día.

A la luz de esta interpretación, podemos ver que la frase “tres días y tres noches” no significa necesariamente 72 horas como lo entendemos hoy. En cambio, es coherente con la forma judía de calcular el tiempo, en la que cualquier parte de un día puede considerarse un día completo.

Esta comprensión judía del tiempo es crucial a la hora de interpretar los acontecimientos que rodearon la muerte y resurrección de Jesús. Al considerar que el día comienza al atardecer, descubrimos que, aunque Jesús no estuviera en la tumba durante tres periodos completos de 24 horas, sigue estando en consonancia con la declaración de Su resurrección al tercer día. También nos ayuda a conciliar los relatos de los escritores de los Evangelios, como veremos en las secciones siguientes.

Referencias bíblicas a los tres días y las tres noches

Teniendo presente el concepto judío de día, examinemos las referencias bíblicas que mencionan la cronología de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús. La frase “tres días y tres noches” no es una mera afirmación casual. Tiene un significado importante y está profundamente arraigada en la profecía del Antiguo Testamento y en el cumplimiento del Nuevo Testamento.

La declaración más directa del propio Jesús sobre la duración de su sepultura se encuentra en el libro de Mateo. Aquí, Jesús establece un paralelismo entre los tres días y tres noches del profeta Jonás en el vientre de un gran pez y Su propio tiempo en el corazón de la tierra (Mateo 12:40). Esta analogía, aunque parece indicar un lapso completo de 72 horas, se ajusta a la concepción judía del tiempo, en la que cualquier parte del día puede considerarse un día y una noche completos.

En varios otros casos, Jesús profetizó sobre Su muerte y resurrección, a menudo refiriéndose a que el acontecimiento tendría lugar al tercer día. Por ejemplo, tras la confesión de Pedro de que Jesús era el Cristo, Jesús empezó a explicar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, sufrir muchas cosas, ser matado y resucitar al tercer día (Mateo 16:21). Del mismo modo, mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús llevó aparte a los doce discípulos y volvió a predecir Su muerte y resurrección al tercer día (Mateo 20:18-19).

El Evangelio de Lucas también ofrece un relato de la resurrección de Jesús en el que se menciona que el acontecimiento tuvo lugar al tercer día. Cuando las mujeres que habían venido con Jesús desde Galilea encontraron la tumba vacía, dos hombres con vestiduras resplandecientes les recordaron que Jesús les había dicho que resucitaría al tercer día (Lucas 24:1-7).

De estas referencias bíblicas se desprende claramente que la cronología de “tres días y tres noches” o la resurrección “al tercer día” se ajusta al método judío de contar los días de puesta de sol a puesta de sol. El uso por parte de Jesús de la frase “tres días y tres noches” sigue un modismo judío común de su época y no requiere un periodo literal de 72 horas. La frase “al tercer día” es compatible con el momento en que Jesús fue crucificado el viernes, descansó en la tumba durante el Sabbat y resucitó el domingo por la mañana.

Cuando observamos detenidamente estas referencias bíblicas, descubrimos que apuntan coherentemente hacia una crucifixión y sepultura antes de la puesta del sol en lo que llamamos Viernes Santo, una resurrección en el día que celebramos como Domingo de Resurrección, y un tiempo en el sepulcro que se alinea con el cómputo judío de tres días y tres noches.

Conciliación de los relatos evangélicos y el marco de los tres días

Una vez considerado el concepto judío de un día y las referencias bíblicas a los tres días y tres noches, podemos examinar ahora cómo se alinean los relatos evangélicos con esta cronología. Los cuatro Evangelios -Mateo, Marcos, Lucas y Juan- proporcionan detalles sobre los acontecimientos que condujeron a la crucifixión de Jesús y los que la siguieron. Examinemos estos relatos para ver cómo encajan en el marco de los tres días.

El Evangelio de Mateo indica que Jesús murió el día de la Preparación, la víspera del sábado, y fue enterrado antes de la puesta del sol de ese día (Mateo 27:57-61). El relato de Marcos concuerda con esto, afirmando que José de Arimatea, miembro del Consejo, pidió el cuerpo de Jesús después de su muerte, que ocurrió el día de la Preparación, es decir, el día anterior al Sabbat (Marcos 15:42-47).

Lucas también confirma esta cronología, describiendo que las mujeres que habían seguido a Jesús vieron el sepulcro y cómo fue depositado Su cuerpo. Luego volvieron y prepararon especias y ungüentos. El sábado descansaron según el mandamiento (Lucas 23:55-56). Esto sugiere que Jesús fue enterrado antes de la puesta del sol del día de la Preparación, la víspera del sábado.

El Evangelio de Juan, aunque proporciona más detalles sobre los hechos, no contradice esta cronología. Juan afirma que, como era el día de la Preparación, y para que los cuerpos no permanecieran en la cruz durante el Sabbat, los judíos pidieron a Pilato que les rompieran las piernas y se llevaran sus cuerpos (Juan 19:31). Esto sugiere que la muerte y la sepultura de Jesús tuvieron lugar el mismo día, antes del comienzo del Sabbat al atardecer.

Todos estos relatos evangélicos concuerdan con la idea de que Jesús fue crucificado y enterrado antes de la puesta de sol del día de la Preparación (viernes), permaneció en la tumba durante el sábado y resucitó el primer día de la semana (domingo). Esta cronología se ajusta al cómputo judío del tiempo y al lenguaje bíblico de “tres días y tres noches” o resurrección “al tercer día”.

Los relatos evangélicos armonizan entre sí cuando se contemplan a través de la lente de la comprensión judía de un día y las referencias bíblicas a la cronología de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús. Esta interpretación subraya la coherencia de la narración bíblica y refuerza nuestra fe en la verdad histórica y espiritual de la resurrección de Jesús al tercer día.

Continuación del viaje de la fe

Como hemos recorrido juntos el concepto judío de día, las referencias bíblicas a los tres días y las tres noches, y los relatos evangélicos de la muerte y resurrección de Jesús, esperamos que hayas encontrado claridad y una comprensión más profunda de esta piedra angular de nuestra fe. 

Para seguir reflexionando sobre este tema, considera las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo cambia tu perspectiva sobre la cronología de la muerte y resurrección de Jesús el concepto judío de día?
  • ¿Cómo puedes utilizar esta interpretación para explicar la cronología de tres días a otras personas que puedan tener dudas?
  • ¿Cómo refuerza tu fe en la verdad de la resurrección de Jesús la coherencia de los relatos evangélicos?

La fe es un viaje, no un destino. Y todo viaje se compone de pasos, cada uno de los cuales nos acerca al corazón de Dios. Al continuar este viaje, saquemos fuerzas de la verdad de la resurrección de Jesús, una verdad que se mantuvo firme frente al tiempo, la cultura y las circunstancias, y que hoy sigue inquebrantable. Dejemos que el poder de Su resurrección nos inspire a vivir una vida de fe, esperanza y amor, sabiendo que, en Cristo, todo final es un nuevo comienzo, todo atardec

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