Young Christian couple lying in bed while reading the Bible and thinking about premarital sex.

¿Se aborda el sexo prematrimonial en la Biblia? 

El discurso sobre el sexo prematrimonial suele ser un tema desafiante en la sociedad contemporánea, pero la Biblia ofrece una profunda orientación. ¿Qué dicen las Escrituras sobre el sexo antes del matrimonio?

En una cultura que a menudo promueve las relaciones casuales, la cuestión del sexo prematrimonial es un tema que surge con frecuencia. Como seguidores de Cristo, buscamos en la Biblia sabiduría sobre esta cuestión. En este artículo, exploraremos varios pasajes de las Escrituras, discutiendo sus implicaciones y principios rectores para nuestra comprensión del sexo prematrimonial.

Comprender el designio de Dios sobre el sexo

En el centro de las enseñanzas bíblicas sobre el sexo está la noción de que es un don de Dios. Creado no sólo para la procreación, el sexo también está pensado para el disfrute mutuo y la vinculación dentro del contexto del matrimonio (Cantar de los Cantares). En el relato del Génesis, está claro que Dios diseñó el sexo como parte integrante de la relación matrimonial entre un hombre y una mujer. Es un acto unificador que profundiza el vínculo del matrimonio y es una expresión de amor, compromiso y respeto mutuo.

La Biblia presenta la relación matrimonial como un espejo de la relación entre Cristo y la Iglesia (Efesios 5:22-33). Este vínculo sagrado debe honrarse y reverenciarse, y el sexo dentro de este contexto se convierte en un acto de adoración, que reconoce el designio soberano de Dios. Es una conexión íntima y poderosa que no sólo sirve a un propósito biológico, sino también espiritual.

En el contexto del matrimonio, el sexo se convierte en una celebración del compromiso, un símbolo del pacto hecho entre dos personas ante Dios (Malaquías 2:14). Es un acto que sella su promesa mutua, una intimidad única reservada sólo para ellos. El sexo dentro del matrimonio también conlleva una sensación de seguridad y protección, ya que se produce dentro de los límites del amor, el respeto y el compromiso.

La Biblia también subraya la importancia de la pureza sexual (1 Tesalonicenses 4:3-5). La pureza sexual no consiste sólo en abstenerse de ciertos actos, sino en alinear el corazón y la mente con el diseño de Dios para el sexo. Significa reconocer el sexo como un acto sagrado que debe compartirse dentro de los confines del matrimonio.

Comprender el diseño de Dios para el sexo es el primer paso para entender la perspectiva bíblica sobre el sexo prematrimonial. El sexo, según las Escrituras, no es una actividad casual o recreativa. Es un acto sagrado diseñado por Dios para ser compartido entre marido y mujer dentro de la seguridad, el amor y el compromiso del matrimonio. Esta comprensión fundamental determina la forma en que abordamos el tema del sexo prematrimonial.

Pasajes bíblicos clave sobre el sexo prematrimonial

Cuando miramos a las Escrituras para comprender la postura sobre el sexo prematrimonial, es crucial reconocer primero que el término en sí no aparece explícitamente en la Biblia. Sin embargo, la Biblia proporciona principios sobre la pureza sexual, la inmoralidad sexual y la santidad del matrimonio que guían nuestra comprensión.

Un principio significativo que enseña la Biblia es el valor de la pureza sexual. Anima a los creyentes a abstenerse de la inmoralidad sexual, término que abarca una amplia gama de actividades sexuales fuera del vínculo matrimonial, incluidas las relaciones prematrimoniales (1 Corintios 6:18). La Biblia también aconseja a los creyentes que eviten no sólo el acto, sino también los pensamientos y deseos lujuriosos (Mateo 5:28). 

La Biblia también habla directamente de la cuestión de la fornicación, término utilizado para describir las relaciones sexuales entre personas no casadas entre sí (1 Corintios 7:2). Esta enseñanza, unida a la afirmación positiva de las relaciones sexuales dentro del matrimonio, sugiere un límite claro establecido por Dios.

La santidad del matrimonio es un tema central de la Biblia. Se honra y venera el matrimonio, establecido por Dios como una relación de alianza para toda la vida entre un hombre y una mujer (Génesis 2:24, Hebreos 13:4). Como ya hemos dicho, dentro de esta relación, la intimidad sexual encuentra su lugar legítimo y gozoso.

El apóstol Pablo, en sus cartas, anima a los creyentes a casarse si les resulta difícil controlar sus deseos sexuales (1 Corintios 7:8-9). Esta instrucción indica claramente que la actividad sexual está destinada al matrimonio.

Aunque el término “sexo prematrimonial” no aparece explícitamente en la Biblia, los principios que enseña sobre la pureza sexual, la evitación de la inmoralidad sexual y el alto valor que se concede al matrimonio, nos guían hacia la comprensión de que el sexo está diseñado para formar parte de la relación matrimonial. Cuando consideramos el sexo prematrimonial a la luz de estos principios, queda claro que no se ajusta al diseño original de Dios para la intimidad sexual.

Vivir hoy los principios bíblicos

Vivir los principios bíblicos sobre el sexo prematrimonial en la sociedad actual puede parecer un reto, dados los cambios culturales y las normas sociales que a menudo van en contra de estas enseñanzas. Sin embargo, la Biblia nos llama a vivir vidas que honren a Dios, incluso en nuestra conducta sexual.

La pureza sexual, como ya se ha dicho, no consiste sólo en abstenerse de ciertos actos. Se trata de alinear nuestros corazones y mentes con el diseño de Dios para el sexo. Esto implica guardar nuestros pensamientos, evitar la inmoralidad sexual y esforzarnos por alcanzar la pureza en todos los aspectos de nuestra vida, no sólo físicamente, sino también mental y emocionalmente (Filipenses 4:8).

Honrar la santidad del matrimonio, incluso antes de contraerlo, es otra forma de vivir estos principios. Esto puede implicar comprometerse a reservar las relaciones sexuales para el matrimonio y considerarlas una parte especial de la relación de alianza para toda la vida que Dios diseñó (Efesios 5:3).

Reconocer nuestros cuerpos como templos del Espíritu Santo es una poderosa motivación para mantener la pureza sexual (1 Corintios 6:19-20). Esta comprensión puede animarnos a tratarnos a nosotros mismos y a los demás con respeto, reconociendo el valor que Dios nos otorga.

La Biblia también enseña sobre la gracia y el perdón. Si alguien ha mantenido relaciones sexuales prematrimoniales, es importante recordar que la gracia de Dios es suficiente, y que Su perdón está disponible cuando nos arrepentimos y nos apartamos de nuestros pecados (1 Juan 1:9). Nadie está fuera del amor y la gracia redentores de Dios.

Vivir los principios bíblicos relativos a las relaciones prematrimoniales implica mantener la pureza sexual en pensamiento y acción, honrar la santidad del matrimonio, reconocer que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo y aceptar la gracia y el perdón de Dios cuando nos quedamos cortos. Estos principios, cuando se aplican, nos ayudan a vivir vidas que reflejan el diseño de Dios para el sexo y el matrimonio, y proporcionan una base firme para unas relaciones sanas y piadosas.

Caminar a la luz del designio de Dios

La Biblia, aunque no menciona explícitamente el término “sexo prematrimonial”, proporciona principios rectores que nos ayudan a comprender la intención de Dios para la intimidad sexual. Desde el carácter sagrado del matrimonio hasta la llamada a la pureza sexual, estos principios crean un marco que afirma el sexo como un hermoso don que debe disfrutarse dentro de la alianza del matrimonio. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a honrar estos principios en nuestras vidas.

Para continuar esta reflexión, plantéate estas preguntas

  • ¿Cómo puedes ajustar más tu vida cotidiana al designio divino de pureza sexual?
  • ¿Qué pasos puedes dar para honrar la santidad del matrimonio, aunque no estés casado actualmente?
  • ¿Cómo influye la comprensión de tu cuerpo como templo del Espíritu Santo en tu visión del sexo prematrimonial?

Al fin y al cabo, todo es cuestión de amor: amor a Dios, amor a nosotros mismos y amor a los demás. Este amor nos obliga a vivir de un modo que respete y honre el diseño de Dios, incluido Su diseño para el sexo. Cuando caminamos en este amor, nos encontramos viviendo la vida más plenamente, experimentando la riqueza de las bendiciones de Dios en todos los aspectos de nuestra vida, incluidas nuestras relaciones. Sigue caminando a la luz de Su verdad, y deja que Su amor guíe cada uno de tus pasos.

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